Ramón “Jota”
Al Presidente provisional Ramón J. Velásquez no lo cubrí como periodista, pero me correspondió formar parte de su equipo de gobierno desde la Dirección General de Información y Relaciones Públicas del Ministerio de Educación, mi debut en la Administración Pública –en condiciones de comunicadora corporativa- luego de varias décadas de actividad profesional como reportera.
Lo conocí como senador jubilado, durante sus cotidianas estadías en el Palacio Federal Legislativo, en los hermosos bancos que bordean la fuente de ese recinto parlamentario. Sonreído y risueño, solía dar una especie de cátedra informativa sobre importantes acontecimientos ocurridos en el país, y analizar hechos trascendentes vistos desde su óptica de historiador y fructífero escritor.
Pero en junio de 1993 le correspondió aceptar el nombramiento que de él hizo el antiguo Congreso Nacional, para que sustituyera a Carlos Andrés Pérez, a quien se le había solicitado la renuncia. Durante casi dos meses nos negamos a aceptar el pedido de la Dra. Elizabeth de Caldera, su Ministra de Educación, para que asumiéramos la Dirección de Información y Relaciones Públicas, finalmente en agosto accedimos al planteamiento de nuestra amiga, dando inicio a una nueva, diferente e importante etapa profesional en nuestra vida.
Aunque estábamos en sintonía con él a través del "interministerial" desde el despacho de la ministra, nunca más nos encontramos personalmente.
Un hecho delicado y muy estresante para mí fue el día en que se suspendieron todas las actividades docentes en el país, dado el agitado clima político y social que se vivía y la cercanía de las elecciones presidenciales, de las cuales nadie se atrevía a garantizar su realización.
Ese día, el Presidente Velásquez cumplió diversas actividades fuera de Palacio y al mediodía fue abordado por los periodistas sobre la agitación en las casas de estudio, informando categórico que las clases no serían suspendidas. La ministra, por su parte, cumplía su propia agenda en diversos actos. Ninguno de los dos se habían enterado del agravamiento de la situación del país, incluso con numerosos lesionados en los centros de estudios. Al llegar la Dra. Caldera a su despacho, los directores le informamos de la situación y la mayoría le recomendó suspender las actividades hasta enero. ¿Cómo contradecir al Presidente a quien los periódicos ya habían dado grandes titulares con su declaración? Presenciamos la conversación entre ambos, y cómo el Presidente autorizó a la ministra a suspender las clases hasta enero.
Me correspondió llamar personalmente a los jefes de información de El Nacional, El Universal y Últimas Noticias para explicarles que no había contradicción entre ambos funcionarios y muy por el contrario, la decisión de la suspensión fue tomada en consenso en el alto gobierno. Afortunadamente los medios publicaron la versión final ofrecida sobre el caso y nosotros superamos un fuerte estrés.
Poco tiempo después, y ya retirado de la presidencia, supe de él por el Dr. Ramón Espinoza, quien fue su Ministro de la Secretaría, y para quien presté servicios profesionales en ProVenezuela como Directora de Información.
El Dr. Espinoza nos relataba como J. Velásquez sufría de serias afecciones físicas que dificultaban su gestión presidencial, y cómo se las ingeniaba para que fuera atendido en Palacio, a cualquier hora y a cualquier día, sin que la opinión pública se enterara de esta otra dificultad, dentro de la grave crisis que vivía ya el país.
Pero se llegó a las elecciones de diciembre de 1993 y le entregó la banda presidencial a Rafael Caldera. Su gobierno de seis meses se caracterizó por convertir la descentralización en una política nacional:
(http://www.elmundo.com.ve/noticias/actualidad/noticias/el-gobierno-de-ramon-j--velasquez.aspx)
Por tanto una de sus primeras decisiones fue designar un Ministro de Estado para la descentralización. Además creó la Comisión Nacional para la Descentralización y el Consejo Territorial de Gobierno, con el fin de regular las relaciones intergubernamentales y profundizar el proceso en el ámbito local junto a gobernadores y alcaldes.
Creó el fondo intergubernamental para la descentralización, con el objetivo de establecer un mecanismo de financiamiento. En 1993, mediante Decreto-Ley, se estableció el Impuesto Al Valor Agregado (IVA), vía Ley Habilitante.
También el FIDES para administrar los recursos provenientes del IVA, el cual estaba adscrito al Ministerio de Relaciones Interiores. La idea del fondo era apoyar administrativa y financieramente el proceso de descentralización.
Desarrolló varios reglamentos para su aplicación, entre ellos algunos mencionados anteriormente y otros como para la desconcentración de atribuciones en materia de transporte, nombramiento de directores de las dependencias de los ministerios en los estados, creación del consejo de gobiernos del Área Metropolitana de Caracas, transferencias a los estados de los servicios de salud pública.
Narcoindulto
El Gobierno de Velásquez fue opacado por el llamado "narcoindulto" a Larry Tovar Acuña, caso en el que –según las versiones periodísticas- la secretaria del expresidente obtuvo de forma irregular la firma del presidente para dejar en libertad al narcotraficante, representante del cartel de Medellín en Venezuela.
Otros hechos ocurridos bajo su breve gobierno incluyen la quiebra del Banco Latino con la subsecuente fuga de divisas al exterior y la tragedia de Las Tejerías.
El exgobernador Carlos Tablante, pionero en la descentralización administrativa, escribe en su blog: “El Gobierno de transición de Ramón J. Velásquez (1993-94), a pesar de su corto tiempo, se caracterizó por el impulso dado a la descentralización, hasta el punto de convertirla en una política nacional. En los convulsionados primeros años de la década de los noventa se había aprobado la Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público y se desarrollaba la primera experiencia de gobernadores y alcaldes electos por el voto popular. Fue una tarea compleja que ameritó mucho trabajo y perseverancia para que los estados y municipios pudieran asumir nuevas competencias, debido a que quedaban viejas prácticas centralistas, ejercidas por más de 30 años.
En 1992, ocurren las dos intentonas golpistas y en 1993, con el juicio contra el Presidente Carlos Andrés Pérez, le toca a Ramón J. Velásquez asumir el gobierno de transición, impidiendo así que se quebrara la institucionalidad democrática.
(…) El Fides fue un fondo alimentado a través del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Un porcentaje de la recaudación se quedaba en las regiones, para realizar obras u optimizar servicios que permitieran elevar la calidad de vida de los contribuyentes.
Durante mi gestión como gobernador de Aragua, acompañado de un valioso equipo de expertos y profesionales aragueños, firmamos con el Presidente Ramón J. Velásquez los convenios de transferencia de Salud pública, Protección y atención al Menor y Protección a la Tercera Edad, siendo nuestro estado el primero en asumir tales responsabilidades.”
El galáctico
De Hugo Chávez Frías nos encargaremos en otra oportunidad, los hechos están muy recientes y muchos de ellos en pleno desarrollo, por lo que no es conveniente apresurarnos a emitir opiniones sobre estos acontecimientos.
Además, él pertenece a otra etapa de la vida nacional, la llamada V República, y si la historia lo reivindicará está por verse, muchas de sus políticas están en plena ejecución.
Sin embargo, sólo tuvimos contacto periodístico con él en enero de 2000, cuando realizábamos una suplencia en la Cancillería (el flamante nuevo Ministro de Relaciones Exteriores era José Vicente Rangel). Estuvimos en la Dirección de Información durante dos meses y nos correspondió cubrir la presentación del saludo del cuerpo diplomático acreditado en Venezuela al Presidente de la República, actividad muy protocolar hasta entonces en el país: se realizaba los primeros días de enero, a comienzo de año, bajo un estricto protocolo.
Por supuesto, estuvo rodeado de gran cantidad de colegas –especialmente jóvenes- y nos correspondió recoger con nuestro grabador las respuestas que Chávez daba a los ansiosos periodistas.
Muy cerca de él apreciamos su porte físico, su actitud ante los medios y su talante, nada parecido a lo que conocíamos de los otros presidentes. Pero dejaremos para otro momento la narración de lo que apreciamos ese día.
Sorprenderá a muchas personas que durante nuestra “pasantía” por la Casa Amarilla recibimos de Fermín Lares, Director de Información y Relaciones, el material impreso sobre la gestión en materia internacional del nuevo gobierno –ya tenía un año en funciones- donde ya estaban claramente definidos los lineamientos de “exportación de la Revolución” como la penetración del Socialismo del Siglo XXI en América Latina, en primer lugar, y progresivamente en todo el mundo.
Nada improvisado, como muchos creen que ha sido la gestión de HCHF. Comenzó a rodar la espada de Bolívar por América Latina. En estas actividades se invirtieron muchísimos millones de dólares. La injerencia en Argentina, donde se acusó al gobierno venezolano de financiar a piqueteros que luego dieron al traste con el gobierno de Fernando de La Rúa, el financiamiento de la primera campaña electoral del mexicano López Obrador –se encontraron con el enfrentamiento del Presidente Vicente Fox-, igual situación en Bolivia y Ecuador, donde dólares venezolanos “influyeron” en el cambio de rumbo político en esos países; las dificultades para incursionar libremente en Colombia y Perú a pesar de los serios intentos, en fin, fue una política masiva, intensa y costosa, pero a nuestro juicio planificada por José Vicente Rangel y asesores, y ejecutada, entre otras personas por Elías Jaua.
Sin lugar a dudas, los frutos fueron favorables al Socialismo del Siglo XXI y hasta ahora los hechos lo han demostrado fehacientemente. Pero, repetimos, eso fue en el año 2000, lo cual hace presumir que el gobierno de Chávez arrancó sus funciones con estos objetivos internacionales clara y previamente establecidos desde mucho antes.
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