El
Señor Toronto
El gobierno de Luis
Herrera Campins sí lo cubrí, y de cerca, desde el propio palacio de gobierno. Creo
que ha sido subestimado como consecuencia de su enfrentamiento a los
poderosísimos editores y medios de comunicación de la época.
Conocido popularmente por
varios “motes” fue el de “Toronto” el más usado, por su afición a esta golosina
venezolana elaborada con chocolate y avellana.
Su gestión presidencial
fue efectiva, discreta y sobria, especialmente su política internacional,
particularmente la realizada en Centroamérica, cuya situación de violencia
política amenazaba a esos países y sus vecinos, y la cual ayudó realmente a
mejorar.
¿Su gran falta? Devaluar
el bolívar al final de su mandato, hecho conocido como el “viernes negro”, la
justificación dada por sus voceros fue que la fuga de divisas había desangrado
el país, pero las consecuencias aún las vivimos.
Como persona de una
sencillez, humanidad y sobriedad ejemplar, de él se hicieron muchas bromas,
incluso burlas, estimuladas por algunos medios de comunicación social, que en
principio lo enfrentaban desde el Bloque de Prensa y luego desde el Consejo de
los Medios que él, irónicamente llamó el “Consejo de los Reales”.
Abrió el Palacio de Miraflores
para que, en visitas guiadas, la colectividad conociera personalmente la sede
del gobierno; creó las audiencias presidenciales, las cuales atendía personalmente
cada lunes en la “Casa de Misia Jacinta”, destinadas a atender problemas
planteados por sectores populares.
Los periodistas nunca
estuvimos mejor atendidos en Palacio. Allí, en el edificio administrativo,
funcionaba una enorme sala de prensa –“Jesús Lossada Rondón”- en la cual cada
corresponsal tenía su propio cubículo dotado de todo lo necesario para realizar
su trabajo; los reporteros teníamos acceso a casi todas las dependencias,
podíamos almorzar en el comedor del personal administrativo; tropezábamos con
él con frecuencia en los pasillos y, cosa rara!!: la Casa Militar fue bastante flexible,
a pesar de las constantes quejas que los periodistas hacíamos por la actuación
de los uniformados y civiles que la conformaban. Se acordó así que ambas partes
nos reuniéramos semanalmente para almorzar juntos y cordializar, nos dieron
carnets especiales para comprar en los almacenes militares, y LHC ofrecía una
rueda de prensa semanal; por supuesto, estábamos incluidos en las numerosas
visitas de Estado que realizó a otros países.
Su sencillez y trato
cordial lo mostraban como una persona de buen humor, siempre dispuesto al
chiste y las frases jocosas como “Tarde piaste pajarito”; acostumbraba detener
la discreta caravana presidencial para comer unas empanadas en algún quiosco de
cualquier calle caraqueña.
Muchas veces lo vi desde
el balcón de mi apartamento en la Urb. La Florida, cuando descendía de su carro
para tratarse con un odontólogo que mantenía su modesto consultorio frente a
nuestro edificio.
Solía usar sólo dos
corbatas, y decía que eran suficientes “siempre que fueran del color de los
ojos de su amada”. Igualmente, sus fluxes, y el traje tipo “safari”, moda que impuso
entre el público masculino.
Pero los medios sólo se
ocupaban de la parte negativa de la gestión gubernamental, quizás a raíz de una
de las más costosas sanciones que se le hayan aplicado hasta ese momento,
prohibir la publicidad de licor y cigarrillos, dos multimillonarias industrias,
que redundó en pérdidas enormes para los medios, con eso cualquiera se gana
ojeriza.
Después de entregar la
presidencia de Venezuela, se alejó de la vida pública (si bien en 1995 resultó
elegido por consenso como presidente de COPEI). Muere pobre en la ciudad de
Caracas el 9 de noviembre de 2007, a los 81 años de edad, debido a una
enfermedad renal y diabetes que lo aquejaron durante sus dos últimos años de
vida. Requirió de la colaboración económica de sus allegados para costear el
tratamiento de sus dolencias.
De lo que se puede resumir
de su gestión, destaca:
Fue un período donde se
completaron importantes obras de infraestructura, por ejemplo: el complejo
Parque Central, el Teatro Teresa Carreño, la primera fase de la línea 1 del
Metro de Caracas, el Estadio Brígido Iriarte, el Parque Naciones Unidas en el
cual quedaron inaugurados los IX Juegos Panamericanos de 1983, el inicio de la
Autopista a Oriente, el impulso del agro, el monumento a la Virgen de la Paz, etc.
Impulsó la reforma del
Código Civil y de la Ley de Educación.
Creó el Ministerio de
Estado para el Desarrollo de la Inteligencia a cargo de Luis Alberto Machado,
programa desestimado en Venezuela pero que sin embargo se aplica exitosamente
en otros países, como México, por ejemplo.
Autorizó las emisiones de
televisión a color.
Autorizó el suministro del
Lactovisoy, fórmula alimenticia complementaria para niños, especialmente en
edad escolar, que contiene proteína de soya, leche, harina de arroz pre cocida,
vitaminas y minerales. Esta fórmula es más barata que la leche y contiene
ingredientes que no están en ella.
Registrada por el Instituto Nacional de Nutrición, es fácil de transportar y de
envasar porque es un producto en polvo.
Los precios del petróleo
llegan entre 1980 y 1981 a niveles nunca antes vistos, pasaron en ocasiones de
los 30 dólares por barril, debido a la Guerra Irak-Irán y la política de
bloqueo que realizaron los países árabes contra los Estados Unidos y otros
países occidentales.
No obstante los inmensos
ingresos provenientes de la explotación petrolera, el país vio aumentar su
deuda externa, la cual había sido elevada ostensiblemente durante el gobierno
de Carlos Andrés Pérez.
Las presiones para el pago
de la deuda externa produjeron la devaluación del Bolívar. Desde el llamado
«Viernes Negro» en febrero de 1983, hasta fines del gobierno del presidente
Herrera Campins, la devaluación del Bolívar (Bs. 4,30 por dólar) osciló entre
Bs. 12 y Bs. 15 por dólar.
Suprimió toda publicidad
audiovisual por radio y televisión dirigida a promover el consumo de
cigarrillos y bebidas alcohólicas, medida que redujo a largo plazo la incidencia
de tabaquismo en la población, pero le ganó una fuerte oposición entre los
dueños de los medios de comunicación social.
Durante el conflicto de
Las Malvinas mantuvo una posición firme contra la intervención inglesa. Incluso,
giró instrucciones a sus embajadores en Francia y Alemania para que declararan
que Venezuela estaba reconsiderando la compra de equipos militares por cuatro
mil millones de dólares.
Continúa…
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