PORQUE A VECES EL PERIODISMO SE ROZA CON LA HISTORIA

domingo, 19 de febrero de 2017

VENCIERON LAS SOMBRAS
 GANO EL PRESENTE
 AGUERRIDO E IRREVERENTE

Pocas noticias producen alegría en la Venezuela de hoy, arruinada y destruida por el malandraje de la dictadura roja rojita, sin embargo, este viernes 17 de febrero los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela nos dieron una profunda satisfacción, nos hicieron sentir orgullosos y dieron al mundo una impecable lección: desacataron la inconstitucional y arbitraria medida cautelar del TSJ que les prohibía realizar las elecciones en esa casa de estudio y llevaron a cabo unos comicios impecables, superando los obstáculos impuestos por el pillaje en el poder, la "disuasión" de las bombas de todo tipo, la presencia de los paramilitares (mal llamados colectivos).
Como decimos los venezolanos en buen criollo: Ramos Allup, Chuo, Enrique Márquez y compañía; ¿Cómo les quedó el ojo?.
Efectivamente, y como reza el slogan de la UCV: la casa que vence la sombra, los jóvenes, con su determinación, transparencia, valentía y sabiduría vencieron las sombras e iluminaron sobre la necesidad de tener una dirigencia opositora firme y acorde a los tiempos que vivimos en este descuartizado país.
La satisfacción es doble porque quien resultó presidenta de la Federación de Centros Universitarios (FCU) es una mujer, joven y determinada: Rafaela Requesens, la segunda en conquistar ese elevado cargo en la dirigencia estudiantil de la UCV: "Se hizo historia", dijo satisfecha la chica, “El TSJ se quedará con su sentencia en una gaveta, ganó el presente aguerrido e irreverente. Ayer demostramos que los estudiantes de la UCV nacimos para vencer la sombra", escribió en su twetter, y agregó: “Desde hace mucho el TSJ y el resto del gobierno le dieron la espalda al país. Ayer los ucevistas le dimos la cara y celebramos elecciones”.
Por su parte, Hasler Iglesias, presidente saliente de la FCU, destacó: “Entrego la FCU siendo partícipe del mayor acto de rebeldía y democracia de los últimos años. ¡La UCV dando cátedra!”.
 
Debo decir que además de ser egresada de esa casa de estudios, como periodista mis últimos años de cobertura informativa en El Universal estuvieron destinados a la fuente estudiantil, especialmente al sector universitario. Me correspondió reportear allí en los finales de los ´80 y comienzo de los 90, esa época en la que Venezuela estuvo envuelta en un clima de conflictividad social -especialmente después del llamado sacudón de 1989-.
En ese clima de agitación y protestas sociales, los jóvenes tuvieron un papel protagónico. Me correspondió cubrir decenas de manifestaciones de estudiantes, profesores, empleados, en fin, la comunidad ucevista en las calles.
También los disturbios que generaban jueves a jueves, un grupito de encapuchados, hoy en el Poder y quienes, precisamente, impiden cualquier manifestación pacífica opositora en las calles capitalinas y hostigan a los jóvenes que deciden arriesgarse y expresar su disenso. Este rol de verdugo lo ejerce hoy con macabro placer el alcalde ausente de Caracas, Jorge Rodríguez, quien se olvida que durante el lapso durante el cual ejerció la presidencia de la FCU, fue una de las etapas más violentas vividas no sólo en la UCV sino casi que en toda la ciudad, por los disturbios que acarreaban la paralización del tránsito, la quema y saqueo de vehículos, el daño a los negocios e inmuebles de los alrededores. Pero no hay que olvidar a Juan Barreto, hasta hace poco Alcalde Metropolitano, Elías Jaua, hoy Canciller, uno de los más violentos, entre otros.
De ese grupo debo excluir a José "Chino" Khan, para la época era estudiante de Economía y dirigente del sindicato de empleados administrativos, quienes se aliaban con los estudiantes para hacer protestas en común. Khan es ahora vicepresidente del Banco Central de Venezuela, ha ocupado elevados cargos tanto en el gobierno de Chávez como en el actual de Maduro. Puedo dar fe de que se trataba de un joven pacífico, de extracción muy humilde, nunca lo vi encapuchado. Nos reencontramos en 1999 siendo él diputado del Congreso de la República; me abrazó y saludó con mucho afecto, y no hemos vuelto a encontrarnos desde entonces.
Los encapuchados quema carros de aquella conflictiva época, son los cancerberos de hoy, quienes impiden, a punta de colectivos (paramilitares) cualquier tipo de manifestación pacífica de oposición en Caracas. Un caso para psiquiatra!!!
Algunos analistas. como en www.monografias.com › Politica consideran que en "la segunda mitad de la década de los 80 se iniciaron en Venezuela una serie de protestas estudiantiles que tenían como características principales su enfrentamiento al sistema político bipartidista, su extensión por todo el territorio nacional y la violencia que reiteradamente se manifestaba. Estas luchas estudiantiles representaron el más grave conflicto social vivido por el régimen puntofijista antes de los sucesos del 27 de febrero de 1989, y en cierta forma constituyeron el primer campanazo de lo que estaba por venir."
 
Hoy, en la distancia, creo que esos actos fueron magnificados por los medios de comunicación, quizás interesados en desprestigiar el partidismo político -y lo lograron- y preparar la mesa para la llegada al Poder de un militar que les dejará manejar sus intereses a su antojo; el vede oliva llegó, pero no les dio lo que aspiraban. Esos sucesos aún están en desarrollo y la historia deberá poner las cosas en su sitio.
Pero eso es harina de otro costal, y lo abordaremos en otra entrega de yoquelovivi.blogspot.com

El jefe de redacción, Carlos Croes -a quien aprecio, admiro y respeto- me extendió la cobertura de la fuente estudiantil a la de las múltiples protestas de todo tipo y prácticamente diarias, lo cual generó mi disconformidad: ¿Por qué debo ser yo la que me tenga que arriesgar todos los días¡?" preguntaba a Croes. Como no había modificación de la pauta, un día, antes de una manifestación muy promocionada y que se vislumbraba como violenta, le dije que no iría a cubrirla, él me respondió que tenía que ir, al día siguiente llegué a la redacción muy emperifollada, con zapatos de tacón alto, como para demostrarle que no iría a esa actividad, pero fue ratificada y debí regresar a mi casa a cambiarme, pero la cubrí desde el carro del periódico, sin bajarme y recorrer a pie todo el trayecto, tragando cualquier cantidad de gas lacrimógeno y resguardándome de las piedras que lanzaban los estudiantes a la policía como lo hacía regularmente. A los pocos días estaba de patitas en la calle. 12 años después, adiós El Universal. Comenzó  así una nueva etapa profesional.

















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