PORQUE A VECES EL PERIODISMO SE ROZA CON LA HISTORIA

sábado, 24 de junio de 2017

EN BIESBOL, LA GUAIRA

 FUE PIONERA EN EL CARIBE

Para las nuevas generaciones y fanáticos del béisbol en general, es importante saber que esta tierra produjo equipos como el Vargas (creado en el 1907) -pionero que obtuvo varios campeonatos en el naciente deporte- y el Santa Marta de La Guaira, creado en 1917, el cual se mantuvo activo hasta avanzado los años ‘50; entre muchos otros, los cuales se codearon de tú a tú con aguerridos teams de los diamantes caribeños. Se jugaba tanto en Maiquetía como en Caracas.

El Vargas obtuvo varios campeonatos en la primera división y junto con el Santa Marta fue fundador -en diciembre de 1945- de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, que organiza hasta hoy las actividades del principal pasatiempo de los venezolanos.

No por casualidad

Plácido Delgado, Felipe Gómez, los hermanos Narciso y León Díaz, Luis Jiménez, Adolfo Ugueto, no por casualidad son guaireños y pioneros, aunque no han recibido el reconocimiento por su aporte a la consolidación del deporte Rey en Venezuela, ni siquiera en su tierra chica, donde continúan siendo desconocidos; y por supuesto, César Nieves, nuestro padre.

Plácido Delgado, “El Jibarito”, como lo consagraron los puertorriqueños por sus descollantes triunfos al frente de la caja de pitcheo, durante las giras que el equipo venezolano Concordia hizo a Borinquen para enfrentar aguerridos teams de la época, es sólo conocido por los periodistas especializados. Delgado hizo rugir a los borinqueños en 1937, no acostumbrados a perder, y menos con jugadores venezolanos, al blanquear a su equipo, en una serie realizada allá, juego que terminaron viendo de pie y al término del mismo sacaron en hombros al macuteno. Una blanqueada impresioante, ponchando a los más destacados jugadores nativos y norteamericanos.

Delgado nació en Macuto el 5 de octubre de 1910, jugó con Santa Marta, Concordia, Royal, entre otros, y en todos realizó actuaciones brillantes. Murió en el año 1979, tiempo durante el cual se mantuvo 100% dedicado al béisbol. Aún se espera porque el Salón de la Fama del Deporte en Venezuela reconozca sus méritos y lo incorpore a sus filas. Es justicia.
 

Felipe Gómez, integrante del equipo campeón de la serie de beisbol amateur de La Habana en 1941, compartió también en varias novenas de la época y dio lustre al deporte venezolano tanto en los diamantes internos como en el exterior. Este maiquetíeño integró, para la historia, el staff de lanzadores de nuestro equipo que conquistó en la capital cubana el gallardete de la serie de beisbol amateur de 1941. Otro grande, cuya trayectoria es desconocida por los varguenses.

Adolfo Ugueto fue otro pionero, un guaireño que le dio brillo al béisbol caribeño y contribuyó fundamentalmente a la consolidación de nuestro primer pasatiempo nacional. “El Marquesito”, como también se le conocía en los medios
beisbolísticos, descolló como uno de los mejores catchers en los campos nacionales y caribeños.

Luis Jímenez, “El Viejo”, bateó el primer jonrón en el estadio de San Agustín; así como Leon y Narciso Díaz “Chingo Cañón”, al igual que los guaireños arriba nombrados, contribuyeron de una manera determinante en la consolidación del béisbol venezolano y en muchos países del área del Caribe.

De César Nieves, diremos que jugó siete de las 9 posiciones del béisbol, y en varias de ellas descolló como el mejor del año, además de “managear” en 2ª. División; tal es el caso de 1935, cuando jugando como Short Stop, fue seleccionado como el más detacado así como obtener el gallardete como Champión Bate. Hay que recordar que los aficionados y especialistas lo recuerdan aun como una de las mejores 2ª. base de todos los tiempos. Igual ocurrió en 1938, cuando compartió en Maracaibo, el título de la mejor primera base con el marabino Ernesto Aparicio, hermano de Luis Aparicio –padre de Luisito Aparicio.

Una Cantera Beisbolística

Es verdad que por muchos años nos hemos sentido muy bien representados por los queridos Tiburones de La Guaira, pero en la época de Oro, numerosas novenas llevaron sus colores más allá de nuestros límites geográficos, se batieron con los mejores equipos del Caribe y con jugadores que hoy están en el Salón de la Fama del Béisbol de varias de esas naciones, incluyendo el Hall de la Fama del Béisbol en Estados Unidos, simultaneamente.

En los años 60 y 70 descolló Héctor Brito y posteriormente Carlos “Morocho” Moreno  y el superastro –falleció en enero del 2006- Carlos  “Café” Martínez, y ahora su hijo “cafecito” Martínez nos da satisfacciones.

Es decir, esta cálida tierra aportó su propia constelación a la época dorada de nuestro béisbol, y al equipo héroe del ‘41 legó dos nativos a su staff.

Las rivalidades

Cervecería Victoria, industria cervecera que funcionó en la esquina conocida hoy en Maiquetía como Cervecería-, entre otros, financiaba esos teams; a su venta, el número de equipos fue disminuyendo paulatinamente y hoy sólo nos representan los Tiburones de La Guaira.

El periodista y docente universitario, Eleazar Díaz Rangel, quien se especializó en el Béisbol, relata en su libro que el inicio de la rivalidad Caracas-Magallanes, comienza a partir del momento de la venta del Cervecería Princesa y su cambio de nombre a Cervecería Caracas: “1942 fue el año en que empezó la rivalidad del ‘Cervecería Caracas’ con el Magallanes, después heredada por el Caracas. La empresa cervecera anunció el 5 de abril de 1942, que había adquirido la Cervecería Princesa, con equipo y todo, el cual debutó con su nuevo nombre contra Los Criollos, en el San Agustín, el domingo 10 de mayo, dirigidos por José Antonio Casanova  que fue su manager hasta que se convirtió en Caracas. Ganó 7 a 3, en partido donde el zurdo José Pérez Colmenares bateó de 5-4.” Casanova fue el manager del equipo venezolano campeón de la serie de 1941, realizada en La Habana.

El Vargas, fue uno de los primeros equipos venezolanos en incursionar en los modestos estadios venezolanos. Esto ocurrió en 1907, diez años antes del nacimiento del Magallanes (1917).

En 1918, y también en Maiquetía, nace el Santa Marta, según el libro de Díaz Rangel, “fue el equipo más fuerte” (hasta 1926-27) y la única novena que pudo derrotar al Borinquen Stars.

El 20 de julio de 1927 se jugó el primer campeonato organizado con los equipos de San Martín, Royal Criollos, Santa Marta, Maracay, siendo este último el vencedor del torneo. La página Web de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional relata que: "Después de la efervescencia beisbolera que explotó en Venezuela en 1941 con el título mundial logrado en La Habana, este deporte se desborda en popularidad y es por ello que los propietarios de los equipos Cervecería Caracas, Magallanes, Vargas y Venezuela, deciden organizar esta actividad en el campo rentado. En Diciembre de 1945, en plena Navidad, los señores Martín Tovar Lange,

Carlos Lavaud, Juan Rafael Regetti, y Juan Antonio Yánez, deciden constituir la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. En enero del año siguiente, 1946, oficialmente es registrada la institución y comienza a funcionar en la práctica con el primer campeonato de Béisbol Profesional organizado". "Los 4 equipos ya mencionados- Cervecería Caracas, Magallanes, Vargas y Venezuela- saltan al terreno de juego y el Vargas con 18 ganados y 12 perdidos es el primer campeón dirigido por Daniel Canónico. Desde entonces la pasión y emoción de este deporte a través de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional se ha repetido constantemente y sin interrupción”.

Es decir, Vargas participa también en el primer campeonato de béisbol, que en forma profesional se organiza en nuestro país, pero 20 años antes el Santa Marta lo hizo en el primer campeonato venezolano organizado.

(“Lo que los Cronistas Deportivos Nunca Contaron”, Thamara Nieves, Fondo Editorial Urimare).

Con todos esos argumentos propusimos al Gobernador de Vargas J. L. García Carneiro, que creará el Museo del Béisbol del Estado, en una accidentada conversación, cuando inauguraba el mercado libre César Nieves de Catia La Mar. Apenas si sus asistentes nos dejaron entregarle nuestro libro, de donde podría sacar las bases para programar dicho museo.

Sobre la creación de la LVBP, el periodista e historiador, Javier González, reseña que (se trató de) “una resolución impuesta por la Federación Internacional de Béisbol Amateur, la cual obligó a los peloteros venezolanos a ser declarados como profesionales en 1945, ello motivaría a un grupo de empresarios del béisbol venezolano a crear esta organización empresarial. De esa forma, no sólo se separaría definitivamente la pelota aficionada de la profesional, sino que el juego de las cuatroes quinas dejaría de ser un simple pasatiempo para convertirse en una empresa rentable. La LVBP asumiría, por primera vez en el país, la responsabilidad de organizar los torneos del béisbol rentado. http://beisboldelbueno.blogspot.com/2005_10_01_archive.html

 

jueves, 15 de junio de 2017

VENEZUELA FUE COMPUESTA
 POR DOS EXTRANJEROS
 SIN CONOCER EL PAÍS
 
Venezuela, llevo tu voz y tu aroma en mi piel. Ahora, más que nunca, como sentimos esta canción! ya con una mezcla de amor y de mucho dolor, como la vivimos en las calles venezolanas, llenas de protestas, interpretada por esos músicos, también protestantes, como Wuilly Arteaga.
 
El 03 de agosto de 2008, hicimos para El Carabobeño un reportaje en el cual revelábamos que sus compositores, dos españoles, no conocían a Venezuela, nunca habían venido al país.
 
Luego lo repusimos en este blog, a raíz de la muerte de José Luis Armenteros, uno de los compositores, el 29 de junio de 2016, y hoy lo replicamos, porque, como dije, la escuchamos a diario y se nos encoge el corazón:
 
(El Carabobeño 3 de agosto de 2008)
 
La vena creativa no conoce de fronteras 
Dos canciones, dos himnos
Thamara Nieves

Compositores de “segundos himnos”de Venezuela y España, no conocían esos países cuando crearon los populares temas: “Y viva España” y “Venezuela”, composiciones que reflejan fielmente cada una de estas naciones

Dos canciones son consideradas, cada una respectivamente, como el segundo himno nacional en España y Venezuela y, sin embargo, ninguno de los compositores conocía esas naciones al momento de crearlas: Y viva España” y “Venezuela”.
Un tercer caso, no tan extendido quizás pero no por eso menos representativo, es el de “Granada” del mexicano Agustín Lara, quien no había visitado suelo hispano cuando hizo su hermoso pasodoble.
La explicación de cómo una simple canción puede conmover a millones de personas al mismo tiempo la dio recientemente “Y viva España”, durante los juegos de la selección española en la Eurocopa, muy especialmente el día de su regreso a Madrid, luego de obtener el gallardete, cuando de muchas gargantas del mundo iberoamericano o latinoamericano, como se prefiera, salieron esos versos al unísono. Sus compositores son holandeses.
En el caso de la canción “Venezuela”, sus autores son españoles, José Luis Armenteros y Pablo Herrero. Para las nuevas generaciones de venezolanos se trata de su segundo himno nacional, desplazando, incluso, a nuestro clásico y universal “Alma Llanera”. Es decir, la vena creativa no conoce de fronteras y supera la imaginación, como se dice: No hay que ver a Dios para presentir su presencia.
Ojos que no ven, corazón que... sí siente
El máximum de la emoción ocurrió durante el cierre del homenaje a los campeones en Madrid, cuando Manuel Escobar -de quien se dice fue quien la “españolizó” al principio de los años 70- la entonó al lado del director técnico del equipo, Luis Aragonés, y frente a cientos de miles de personas.
Esta canción, sublimada por Escobar, según Carlos Montenegro, músico y ejecutivo discográfico hispano-venezolano, fue compuesta en los años 70 por Leo Caerts, L. Rozenstraten y A. Hoppe.
Manolo Escobar trabajó en Holanda en calidad de inmigrante, como muchos otros hispanos que optaban no ya por América sino por Europa, en la búsqueda de un mejor destino. La inspiración viene de allá porque en esa región se quiere mucho a España y su gente “desde la época de Carlos V”, lo cual se evidencia cada verano, cuando los holandeses “invaden” los sitios turísticos españoles.
 
En su momento la canción obtuvo una discreta repercusión en su tierra natal, por lo cual su intérprete, Samantha, quien cantaba melodías folklóricas -muy del gusto de los años 70- hizo después una versión en español, con muy poco éxito en el público hispano.
Otros trataron de darle fama en Bélgica, Francia y España, pero no pudieron, hasta que se produjo la mágica mezcla de un cantante español en tierras holandesas: Manolo Escobar, quien no sólo la españolizó sino que la internacionalizó, obteniendo la fama y la venta de más de 6 millones de ejemplares, a tal punto que es considerada como el segundo himno de esa nación.
Dos venezolanos contribuyeron a catapultarla: Memo Morales, zuliano, y Luis María Frómeta -el popular Billo, de origen dominicano- lanzaron su versión a mediados de los 70, y fue tal el suceso que durante una década viajaron a las Islas Canarias, para interpretarla así como otros de sus éxitos en los carnavales de Tenerife. Con ella, la Billo’s hizo vibrar a cientos de miles de españoles y ésa es, realmente, la versión que muchos recuerdan. Memo fue llamado desde entonces el “Gitano maracucho”.
“Llevo tu voz y tu aroma en mi piel”
Desde la primera línea, “Venezuela” nos hace creer que sólo un venezolano pudo escribirla y, sin embargo, sus autores no conocían el país. ¿Cómo podían escribir semejante frase -por mucha licencia poética de un creador- si no habían visto su “luz” ni habían “olido” su aroma? La respuesta es José Luis Rodríguez, "El Puma".
Mirla Castellanos, quien la popularizó, ofrece su versión aun cuando aclara que no le consta: José Luis Armenteros y Pablo Herrero escribieron la canción en 1980 especialmente para el “Puma”, y de tanto oírlo, así como a Balbino -otro intérprete venezolano en busca de fama en España- y a ella misma, se deben haber inspirado y buscarían a Venezuela en un Atlas, dice graciosamente la “Primerísima”.
Aunque Mirla la popularizó no fue la primera en grabarla, sino Balbino, pero sin éxito. No pudo precisar muchos detalles, sólo recuerda que en su interpretación discográfica comercial estuvo acompañada por la Sinfónica de Cámara de Venezuela; sin embargo, hubo una grabación previa para la celebración de los 100 años de Ponche Crema (este licor fue creado en 1900), que la popular intérprete no recordó en el momento.
José Luis no la grabó porque Héctor Maselli, su mánager, argumentó que la canción era muy localista, y el objetivo era internacionalizarlo más, después de su rotundo éxito en España con “El Pavo Real” y las otras canciones de ese LP, como “Atrévete” (atrévete, crucemos el Jordán, que la tierra prometida nos espera”), recuerda la Primerísima.
Mirla nos remite a Carlos Montenegro, músico y musicólogo, productor discográfico, empresario del mundo disquero, español llegado a Venezuela en 1962, quien trató personalmente a Herrero y Armenteros, especialmente a este último, a quien visita en sus viajes a España, y conoció de cerca el impasse surgido por la canción.
Montenegro integraba a finales de los 60 el grupo venezolano “Los Claners”, pioneros de la música rock tanto aquí como en España y considerados entre las mejores agrupaciones de este género en nuestro país. Con el grupo viaja a Vigo para participar en un festival, allí Herrero y Armenteros formaban parte del jurado, Los Claners compitieron y ganaron, comenzando así una relación más cercana con los compositores hispanos. Cuando se produce el impasse por la canción “Venezuela”, que Montenegro cree recordar que fue en 1980, él estaba en Madrid, trabajando en la producción musical de la también venezolana Melissa.
Aclara que ya Herrero y Armenteros tenían un antecedente, pues poco antes habían compuesto exitosamente “América” para Nino Bravo. A la muerte del ídolo español el tema fue interpretado por el “Puma” como un homenaje post mórtem, y más recientemente por el mexicano Luis Miguel: “América, América, todo un inmenso jardín, eso es América, cuando Dios hizo el Edén, pensó en América”.
Más extraño es que hicieron “Venezuela” en Gibraltar, en una casa donde se aislaban para componer, y hasta que no terminaban el disco no salían del virtual encierro.
“Yo les dije que una palabra no pegaba allí, y es mies -cereal de cuya semilla se hace el pan- de la segunda estrofa: ‘No envidio el vuelo ni el nido al turpial, soy como el viento en la mies’, porque aquí se habla de grano o cereal, ¡pero es sólo un detallito!”, comenta sonreído.
Para entonces, el Puma tenía muy pegado “El Pavo Real”, canción venezolana de la autoría de César del Avila, folklorista nacional; y para muchos, José Luis era Venezuela y Venezuela era José Luis, así que eso debe haber tenido influencia en los compositores.
La disquera española quería un segundo LP, y lo encargaron a Herrero y Armenteros, de quienes, dice Montenegro, componen de acuerdo a los registros vocales de los intérpretes y estaban seguros de que “Venezuela” sería un éxito en la voz del Puma.
La situación fue incómoda, pues los compositores habían hecho hasta las pistas de todas las canciones con un cantante sustituto, por tratarse de temas inéditos, para que pudiera oírlas José Luis. Lo cierto es que Maselli no aceptó ninguna de las canciones del disco, y menos “Venezuela”.
Pablo Herrero se levantó de la mesa airado y les dijo al Puma y a Maselli que no le compondrían ni una canción más, mandaron su recibo a la disquera, que pagó la factura, y ahí terminó la relación.
Wilhan Rikelssen -dueño de la disquera nacional también en Madrid durante el “desencuentro”- regresa a Caracas con su disco. Aquí la disquera se la propone a Balbino, con el resultado conocido.
“Un día estoy con Miguel Angel Rodríguez, empresario disquero y dueño del restaurante ‘El Padrino’ -esposo de Mirla Castellanos- quien preparaba un disco con Carlos Moreán para los 100 años de Ponche Crema, con música totalmente venezolana, más o menos en 1989. Le digo a Miguel Angel que incluyan un tema nuevo: ‘Venezuela’, Miguel Angel lo oye, a Mirla le gusta y lo graba, y desde entonces lo incluye en todos sus espectáculos”.
La popularidad de la canción nació de las transmisiones televisivas del Miss Venezuela y de otros grandes espectáculos en los que Mirla participaba. Hoy es interpretada por cientos de artistas y agrupaciones nacionales.Al presidente Hugo Chávez hay que darle crédito pues contribuyó a la popularidad de esta canción y la tiene en su extenso repertorio musical. Muchos venezolanos, caribeños y hasta latinoamericanos a quienes llegan las ondas de “Aló Presidente” pudieron oír un inédito dúo integrado por él y Fidel Castro, cantando “a capella” la melodía. El musical acto se hizo para celebrar un cumpleaños al dictador cubano, a quien le dieron la letra de la canción en un papel. De ese momento a esta parte, el mandatario venezolano ha mejorado un tanto su afinación.
“Cuando veo a Armenteros bromeó con él y le digo que debe cobrarle derechos de autor a Chávez”, comenta humorísticamente Montenegro, a quien el español le contó su “mala suerte” porque en Chile su canción: “Libre” (Libre, como el sol cuando amanece yo soy libre) popularizada por Nino Bravo, fue tomada por los pinochetistas como una especie de himno para celebrar la caída del presidente Salvador Allende.
El pasado 5 de julio, fecha de la Independencia, el mandatario Chávez ofreció a su homólogo boliviano, Evo Morales, la interpretación de “Venezuela” por parte de la galardonada Sinfónica Juvenil, tutelada por el maestro José Antonio Abreu y coreada por muchos de los presentes en la Asamblea Nacional. Más tarde, en el desfile de Los Próceres, la banda marcial que amenizó el acto también la expuso en su forma instrumental, para acompañar la exhibición área, parte central del acto.
Armenteros vino a Venezuela por primera vez entre 1980 y 1981 -no puede precisar la fecha- a cobrar derechos de autor, estuvo tres días aquí y sufrió un accidente de tránsito cuando salía junto al Puma del restaurante “El Mesón del Botijo” para dirigirse al hotel Tamanaco, en donde se hospedaba, pero no pasó del susto.

 Colocamos la interpretación de Chucho Avellanet, puertorriqueño, casado con la ex-miss venezolana Marisela Berti. La versión tiene un excelente acompañamiento de la Rondalla Venezolana.


 
Granada, tierra soñada por mí
Angel Agustín de Jesús Lara y Aguirre del Pino, conocido artísticamente como Agustín Lara, compuso “Granada” sin haber atravesado el Atlántico.
Fue tal la repercusión que despertó el amor y admiración de los españoles, sentimientos que se contagiaron al mundo de habla hispana, aunque el mexicano compuso decenas de temas universalmente conocidos, como sus populares boleros.
Luego de su muerte, su fama y éxito se incrementaron, especialmente cuando “Granada” fue interpretada por miles de artistas de todo el mundo y elevada al género lírico al ser grabada por tenores como Luciano Pavarotti, Plácido Domínguez, José Carrera, Andrea Bocelli, entre otros.
 
En España su figura era muy conocida a comienzos de la década de los 40, incluso recibió diversos honores y condecoraciones en todo el mundo, como la que obtendría del dictador español Francisco Franco, quien en 1965 le obsequió una bella casa en Granada.
 
Lara compuso otras hermosas canciones dedicadas a la que consideraba su madre patria, como los pasodobles “Toledo”, inmortalizada por el tenor venezolano Alfredo Sadel, y “Sevilla”, pero ninguna llegó a los niveles de “Granada”:
“Granada, tierra soñada por mí/ mi cantar se vuelve gitano cuando es para ti/ mi cantar hecho de fantasía/mi cantar flor de melancolía que yo te vengo a dar/Granada, tierra ensangrentada en tardes de toros/mujer que conserva el embrujo de los ojos moros/te sueño rebelde y gitana cubierta de flores/y beso tu boca de grana jugosa manzana que me habla de amores/Granada manola cantada en coplas preciosas/ no tengo otra cosa que darte que un ramo de rosas/de rosas de suave fragancia que le dieran marco a la virgen morena/Granada, tu tierra está llena de lindas mujeres de sangre y de sol”.
El mexicano había nacido el 14 de octubre de 1900 en Veracruz, falleció el 6 de noviembre de 1970 en la capital azteca, cuando sus boleros, los más renombrados de su tiempo, conmovían a miles de melómanos. Como si fuera poco, se hizo más famoso por contraer matrimonio con la exitosa actriz María Félix, considerada la gran diva de México, a quien escribió la popular canción “María Bonita”:
 
“Amores habrás tenido muchos amores María bonita, María del alma/ pero ninguno tan bueno ni tan honrado como el que hiciste que en mí brotara/lo traigo lleno de flores como una ofrenda para dejarla bajo tus plantas/recíbelo emocionada y júrame que no mientes, porque te sientes idolatrada”.
Una canción, una emoción
“Llevo tu luz y tu aroma en mi piel y el cuatro en el corazón/ llevo en mi sangre la espuma del mar/y tu horizonte en mis ojos/No envidio el vuelo ni el nido al turpial soy como el viento en la mies/siento el Caribe como a una mujer/soy así qué voy a hacer/Soy desierto, selva, nieve y volcán/y al andar dejo mi estela/el rumor del llano en una canción que me desvela/La mujer que quiero tiene que ser corazón, fuego y espuela/con la piel tostada como una flor de Venezuela/Con tu paisaje y mis sueños me iré por esos mundos de Dios/y tus recuerdos al atardecer me harán más corto el camino/Entre tus playas quedó mi niñez/tendida al viento y al sol/y esa nostalgia que sube a mi voz/sin querer se hizo canción/De los montes quiero la inmensidad/y del río la acuarela/y de ti los hijos que sembrarán nuevas estrellas/Y si un día tengo que naufragar/y el tifón rompe mis velas/ enterrad mi cuerpo cerca del mar en Venezuela”.

domingo, 4 de junio de 2017

Icono colonial de La Guaira
La Real Compañía Guipuzcoana
primera transnacional iberoamericana
Sembró el germen independentista entre los productores agrícolas mantuanos, por la insatisfacción con los precios de la Metrópoli.

Con tradicional arquitectura vasco – andaluza, fue sede de la primera empresa trasnacional en América Latina; manejaba el monopolio de las exportaciones e importaciones para toda Venezuela. Esta joya de las edificaciones coloniales fue construida en el año 1734, sigue en pie, y aún se pueden apreciar los hermosos balcones que permitían contemplar el mar.

En ese histórico local despachó como Gobernador de La Guayra, el General José Félix Ribas, utilizando la casa para organizar la defensa ante ataques españoles, cuando comenzó a tener el control del comercio de indias bajo el mandato del Rey de España. Actualmente es sede de Gobierno del Estado Vargas, entre otras instituciones.

Según el historiador venezolano J.M Siso Martínez:

"Es ampliamente admitido que el siglo XVIII venezolano es el siglo de las transformaciones económicas. Durante él se cimienta la economía dineraria, se asiste a la penetración económica del capitalismo comercial con la Compañía de Guinea, la Compañía Inglesa y la Compañía Guipuzcoana. Y remata con el período del llamado comercio libre".

Para él, esta acelerada evolución traerá como consecuencia la formación de una clase poderosa económicamente, y la difusión de un nuevo pensamiento económico social que constituirá el fundamento ideológico del movimiento emancipador.

Advierte que la vacancia del trono de España a comienzos del siglo XVIII rompe el equilibrio europeo. Una nueva dinastía, la de Borbón, asciende al trono, y con ella una nueva concepción del Estado se manifiesta, la que va a tener resonancia en la política de las colonias, mientras tanto, en Venezuela la economía agrícola se resintió y el comercio con la península y con las colonias se hizo casi nulo. Todos los documentos de esa época, así como los libros de la Tesorería, hablan de la miseria que soportó la población venezolana y cómo se tuvo que importar hasta casabe, y agrega que Felipe V autorizó a empresas extranjeras para el comercio con la colonia, mas éstas aprovechaban el asiento para hacer contrabando en perjuicio de los intereses económicos del gobierno metropolitano. Para combatirlo, y asegurar al Rey los beneficios del comercio con sus colonias, se creó la Real Compañía Guipuzcoana, constituida el 25 de septiembre de 1728 como monopolio comercial

De acuerdo al historiador, operó desde 1730 hasta 1785, y tuvo gran influencia en el desarrollo económico, social y político de la Colonia, pero su establecimiento causó gran indignación en la provincia: “el contrato provocaba una alteración profunda de los negocios regulares establecidos por los cosecheros y mercaderes criollos, en su mayoría de origen vasco, con la metrópoli, Nueva España (hoy México) y los dominios del Caribe” [35].

Tras muchas disputas, la compañía fue obligada a ceder a los embarcadores caraqueños (en su mayoría descendientes de vascos y arribados): "Hasta una sexta parte de la capacidad de carga de sus naves, y se le fijaron fletes moderados; de hecho, cesaron sus privilegios a partir de 1780, y finalmente sucumbió cuando por real cédula de 10 de marzo de 1785 se ordenó su disolución oficial. Los bienes de la Guipuzcoana pasaron a la Compañía de Filipinas."