UN LIDER LATINOAMERICANO
Uno de los temas más debatidos hoy es el de la falta de
liderazgo en la conducción del país, según la estimación de muchos analistas
políticos, quienes llegan a afirmar que, incluso, esta falla se remonta a
la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jimenez, y a ese factor atribuyen la grave
crisis que atravesamos.
Pero es totalmente falso que careciéramos de liderazgo
político, con hombres como Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Raúl Leoni, Jóvito
Villalba, Luis Beltrán Prieto Figueroa, incluso, con todas sus exageradas
ambiciones, el mismo Rafael Caldera. Y habría que agregar entre los muchos
independientes, al intelectual Arturo Uslar Pietri, quien por un tiempo se dedicó
a la política y optó a la Presidencia de la República.
Pero voy a referirme a Rómulo Betancourt, extrayendo de
lo publicado en este blog en el 2015, y a quien considero no solo el padre de
la democracia en Venezuela sino de Latinoamerica. A ese sí, y no a Fidel
Castro, tendrá que absolverlo la historia, y no solo eso, sino que lo
reivindicará como uno de los más grandes estadistas a nivel continental. Según la matemática, es el más grande estadista que ha tenido el país.
Debo aclarar que a Rómulo Betancourt no lo conocí en su
condición de Presidente de la República, sino de ex presidente, cuando vino a
Venezuela desde Suiza para asistir a la Convención de su partido, Acción
Democrática, que designaría a Luis Piñerúa Ordaz candidato presidencial, en oposición al
abanderado de Copei, Luis Herrera Campins, a quien “Piñita, como lo llamaban,
no logró derrotar en esa contienda del año 78.
Esa actividad reporteril significaba prácticamente mis
inicios en el periodismo escrito, pues había hecho mi “debut” como reportera en
Radio Tiempo.
Recuerdo muy bien la expectativa generada por
Betancourt entre los avezados reporteros de la fuente política, y yo, como
corresponsal del diario El Impulso, debía cubrir desde mi condición de novata.
Los colegas no podían disimular su excitación por
obtener las respuestas del anciano demócrata.
En El Impulso destinaron una página completa tamaño
estándar a mi reseña, y no olvido el título de 8 columnas que el diario le dio:
“Betancourt dice que Piñerúa no es doctor pero será Presidente”, por supuesto
no me gustó, estoy segura que mi titular fue diferente, pero no lo recuerdo
ahora.
En 1981 me correspondió cubrir los actos mortuorios del
llamado Padre de la Democracia, luego de
la traída de sus restos mortales desde Berna a Caracas, donde se le rindieron
honores, al estilo de la “IV República”.
Un repaso en frío permite apreciar que Betancourt fue
un demócrata a carta cabal, un político ejemplar y fruto de ello es la creación
de Acción Democrática, llamado durante mucho tiempo el “partido del pueblo” y
considerado por décadas como el primer partido venezolano; un luchador desde su
época juvenil-estudiantil por la defensa de los lineamientos democráticos en
Venezuela y en el Continente, lo que inspiró la llamada Doctrina Betancourt,
según la cual no se podía mantener relaciones diplomáticas en los países con
gobiernos no electos mediante el voto popular. Gracias a ella, Cuba fue
expulsada de la OEA comenzando los años ´60 del Siglo XX.
En sus orígenes, la gente calificaba a AD como un
partido comunista, pero fue evolucionando hacia la socialdemocracia y llegó a
presidir la Internacional Socialista.
Tuvo excelentes cuadros técnicos y profesionales, líderes que pensaban en el
país y que aportaban soluciones en las áreas para las que estaban calificados,
de la talla de Leonardo Ruiz Pineda (asesinado durante la dictadura de Pérez
Jiménez), y el poeta Andrés Eloy Blanco, por mencionar sólo algunos.
AD se opuso con vehemencia al gobierno del General
Pérez Jiménez.
El partido blanco tuvo en Betancourt a un líder que
sentó las bases de lo que sería conocido como el Pacto de Punto Fijo, que
permitió dar estabilidad política y social al país a la caída de la dictadura,
el nacimiento de organizaciones políticas y sindicales, pero le tocó enfrentar
la arremetida de Fidel Castro con las guerrillas comunistas, fue la época de la lucha armada.
Luego de la cárcel y el destierro, Betancourt es electo
Presidente de la República. Su gobierno se caracterizó por la inestabilidad
social y política que generaron agrupaciones de ultraizquierda, algunas de
ellas tomaron las armas y se convirtieron en guerrilla urbana y rural para enfrentarlo.
Resistió varios intentos de golpe de Estado, incluso un atentado en el que él
sufrió serias lesiones, y perdió la vida su jefe de Casa Militar.
Su gobierno se caracterizó por una apertura a la
estabilización de la democracia venezolana, la promulgación de una nueva
Constitución (1961), la reforma agraria, el desarrollo de la industria
petrolera en Venezuela con la creación de la Opep y el papel jugado en esa
organización por su ministro Juan Pablo Pérez Alfonzo, la fuerte inversión en el
sector educativo y el cese de relaciones con gobiernos ilegítimos o
dictatoriales del mundo.
Al entregar el mando, se retiró de la política
partidista, se negó a la reelección y a cualquier cargo público, y se
residenció en Suiza, donde vivió hasta su muerte en 1981.
El fin de su período presidencial en 1964 fue el inicio
de una era de gobiernos democráticos. En la actualidad, algunos historiadores
venezolanos denominan a Betancourt como el padre de la democracia venezolana.
Como Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno
en 1945 se lograron muchos avances políticos, como el voto de las mujeres y los
analfabetos, la elección directa del presidente de la república y el Congreso
Nacional, y la reducción de la edad para el voto de 21 a 18 años, con los
cuales se logró la elección del primer ciudadano con total legitimidad popular
como lo fue Rómulo Gallegos en 1947.
Los
números no mienten
Si bien las obras aquí descritas fueron ejecutadas en
lo que se llama el trienio adeco: los gobiernos de Betancourt, Leoni y Carlos
Andrés Pérez, la mayor parte de ellas fueron realizadas o iniciadas por el
guatireño, quien, según las matemáticas, es el más grande estadista de, por lo
menos, Venezuela
La labor de planificación del Trienio Adeco en las
áreas de educación, salud, electricidad, vialidad, regadío y otras, son frutos
primarios que cosechó la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez a quien
erróneamente algunos atribuyen esos logros; y también la Corporación Venezolana
del Petróleo (CVP), la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP),
la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y la Siderúrgica del Orinoco
(SIDOR).
Algunos de sus logros (1959-1964):
EDUCACIÓN: se crearon 3838 planteles educativos desde
el preescolar hasta el bachillerato; fueron activadas las universidades de
Carabobo y Oriente y decretados el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, la
Universidad Centro-Occidental "Lisandro Alvarado" y el Instituto
Politécnico de Barquisimeto.
CULTURA: fueron creados un total de 126 bibliotecas y 5
museos.
SALUD: se pusieron en servicio 34 hospitales, algunos
de los cuales son: Oncológico Padre Machado, Pediátrico Elías Toro, Militar
Carlos Arvelo, Universitario de Maracaibo, Ildemaro Salas, Francisco Risquez
(Caracas), Psiquiátrico El Peñón; Naval Raúl Perdomo Hurtado y Luis Razetti
(Barcelona). Además, se transfirieron al sector público el Pediátrico Jesús
García Coello y la Maternidad Santa Ana.
AMBIENTE: fueron decretados 3 parques nacionales:
Yurubí, Yacambú, y Canaima.
AGRICULTURA: se comenzó la reforma agraria en gran
escala a partir de 1960 con la cual se logró afectar 1.514.200 hectáreas de
tierras provenientes de latifundios para adjudicárselas a los campesinos;
además la superficie bajo regadío creció en 31.400 hectáreas.
EMBALSES: se inició la construcción de once embalses,
Quebrada Seca, Lagartijo, Guanapito, Las Majaguas, El Isiro, Santa Clara,
Mapara, Guri -el más grande del país-, Camatagua, Clavellinos, y El Pilar, y se
culminaron Pueblo Viejo y Macagua.
ELECTRICIDAD: la capacidad instalada de generación
eléctrica aumentó en 987 megavatios, con lo cual se duplicó la existente hasta
1958.
AGUA: el suministro de agua potable creció en 63
millones de metros cúbicos.
AGUAS SERVIDAS: la población con este servicio se elevó
en más de 500.000 habitantes.
TRANSPORTE: fueron construidos 3.274,9 kilómetros de
nuevas carreteras, y asfaltados 6956 kilómetros, esta última la mayor cifra en
la historia del país. Algunas obras iniciadas o concluidas fueron: las
autopistas Regional del Centro (tramo Coche-La Tejerías), Valencia-Puerto
Cabello, Charallave, Prados del Este y Norte-Sur (Caracas); las intercomunales
Cabimas-Lagunillas, Barcelona-Puerto La Cruz y Antímano; las avenidas
Libertador (Caracas) y Circunvalación Nº 1 (Maracaibo); los distribuidores El
Pulpo y La Araña; los puentes María Nieves (Guárico-Apure), Simón Bolívar
(Venezuela-Colombia), Rafael Urdaneta (Lago de Maracaibo), el más grande del
país, La Restinga (Nueva Esparta), el primer puente sobre el Caroní y se dejó
en construcción el puente Angostura; los túneles La Cabrera, Los Ocumitos y La
Planicie; los aeropuertos de Barquisimeto, Cabimas y Ciudad Guayana y se dejó
en construcción el aeropuerto de La Chinita en Maracaibo.
VIVIENDAS: Fueron construidas por parte del sector
público un total de 33.892 viviendas y se comenzó en 1959 el Programa Nacional
de Vivienda Rural, ningún gobierno antes había gestionado casas para los
campesinos.
Estos datos lo transforman sin lugar a dudas en el más
grande estadista de Venezuela, al menos según la matemática.